"La figura del Santo interpreta -como apunta el artista-, en su juventud, un fuerte carácter de quien es el patrón de Europa y considerado patrón del monaquismo de la Europa Occidental". "Estudiada su biografía, con el apoyo emotivo del P. Alcuí M. Serras, r.e.p., nuestra interpretación es la de un hombre joven, alentador de manos fuertes, manos que han erigido monasterios y han rezado y bendecido", explica Manuel Cusachs.

Las manos del San Benito de Cusachs, en actitud de oración, plasman la forma de una cavidad, evocando la cueva donde el Santo vivió el incipiente misticismo. También pueden simbolizar un habitáculo o lugar de convivencia, tal vez un monasterio. Un espacio de silencio. Al mismo tiempo, sujetan contra el pecho el volumen de la Regla. En la obra también cabe observar que la expresividad escultórica está prácticamente centrada en la zona entre la cabeza y las manos donde aparece una cruz esculpida por incisión en la piedra y el cabezal de un báculo, atributos de abad, y el libro de la Regla. Por un lado de la escultura se levanta una zarza arrapada al hábito en forma de cogulla de la orden benedictina, a imagen de la propia botánica que se aferra a las paredes rocosas de Montserrat, para simbolizar la tentaciones del Santo.